
La idea de un
día internacional de la mujer surgió al final del siglo XIX, en plena revolución Industrial y durante el auge del movimiento Obrero. La celebración recoge una lucha ya emprendida en la antigua Grecia
y reflejada por Aristófanes
en su obra Lisístrata,
que cuenta como Lisístrata empezó una huelga sexual contra los
hombres para poner fin a la guerra, y que se vio reflejada en la Revolución Francesa: las mujeres parisinas, que pedían libertad,
igualdad y fraternidad,
marcharon hacia Versalles
para exigir el sufragio femenino, pero no fue sino hasta los primeros años del siglo XX cuando se comenzó a proclamar, desde diferentes
organizaciones internacionales de izquierda,
la celebración de una jornada de lucha específica para la mujer y sus derechos.